Pide ayuda desde Venecia

2024-04-28 11:23:24   647 Visitas


Venecia.- El Papa Francisco emprendió su primer viaje fuera de Roma en siete meses con una visita a Venecia, una jornada que incluyó una exposición de arte, la visita a una prisión y una misa. El pontífice, de 87 años, reconoció la dureza de su labor durante su estancia en la ciudad italiana.



Durante su visita, el Papa leyó tres discursos y una homilía, desplazándose por Venecia en silla de ruedas, un cochecito de golf y una lancha. Aunque se mostraba en buen estado y hablaba con voz clara, hizo un inusual reconocimiento de las tensiones inherentes a su cargo, pidiendo a los fieles congregados en la Plaza de San Marcos que recen por él.

La jornada comenzó con un vuelo en helicóptero hasta una cárcel de mujeres, donde el Vaticano ha montado una exposición como parte de la Bienal de Venecia, una prestigiosa muestra internacional de arte nunca antes visitada por un Papa. La decisión de albergar el pabellón de la Santa Sede en una cárcel resalta los llamamientos de Francisco a la sociedad para unirse en torno a los pobres y desfavorecidos, incluidos los reclusos.

En su encuentro con reclusos y guardias, el Papa destacó que la cárcel puede ser un lugar de renacimiento moral y material, instando a recordar que todos tienen errores que perdonar y heridas que sanar.


Posteriormente, Francisco se dirigió a un grupo de jóvenes venecianos, instándolos a no centrarse únicamente en sí mismos y en sus necesidades, sino a ayudar a los demás. En su homilía durante una misa frente a la Basílica de San Marcos, el Papa reconoció la belleza de Venecia pero también señaló los retos que enfrenta la ciudad, como el cambio climático, la fragilidad de su patrimonio cultural y el turismo excesivo.

La visita a Venecia marcó el primer viaje del Papa fuera de Roma desde septiembre, debido a problemas de salud, incluida una dolencia de rodilla que le dificulta caminar. A lo largo de la jornada, Francisco fue visto regularmente utilizando una silla de ruedas o siendo asistido para sentarse, mientras transmitía un mensaje de fe y solidaridad en la emblemática ciudad italiana.




Edición: Valeria Vega