
Sinaloa.- la violencia no solo afecta las calles, sino también los hospitales, espacios que deberían ser refugios seguros para pacientes y personal médico. En poco más de un año, se han registrado al menos seis ataques en centros médicos, incluyendo el Hospital General de Culiacán, inaugurado en 2024 como un referente de modernidad y tecnología, pero que rápidamente se convirtió en un punto crítico de inseguridad. Entre los hechos más alarmantes se encuentran la entrada de sicarios disfrazados de médicos para ejecutar a un paciente bajo custodia y la tentativa de homicidio de otro paciente por parte de una mujer que se hizo pasar por personal de salud.
El personal hospitalario ha expresado su preocupación y miedo, incluso realizando protestas con pancartas y gritos como “¡fuera baleados!”, exigiendo condiciones mínimas de seguridad para poder trabajar. Para hacer frente a esta situación, el gobierno estatal implementó un protocolo integral de seguridad hospitalaria, desarrollado junto con la Secretaría de Salud, la Guardia Nacional y directores de hospitales.

Las principales medidas incluyen:
Credencialización biométrica de más de 1,700 trabajadores para restringir acceso a áreas sensibles.
Cámaras de videovigilancia y activación del “Código Plata” para emergencias dentro del hospital.
Controles de acceso a salas críticas, restringiendo el ingreso solo a personal autorizado.
Visitas supervisadas a pacientes con heridas de bala o bajo custodia judicial.
Presencia de la Guardia Nacional en el perímetro hospitalario para disuadir ataques sin militarizar el interior.
Traslados inmediatos a penales de pacientes de alta peligrosidad, retornándolos al hospital solo bajo custodia para procedimientos necesarios.

El secretario de Salud, Cuitláhuac González Galindo, explicó que el objetivo es reducir riesgos y proteger al personal médico sin que los hospitales pierdan su esencia como espacios de atención y confianza. Sin embargo, especialistas y organizaciones de derechos humanos advierten que la vigilancia tecnológica no es suficiente y que es necesario integrar medidas de prevención social, apoyo psicológico al personal y mecanismos de confianza ciudadana.
A pesar de estas acciones, pacientes y familiares siguen sintiendo miedo al ingresar a los hospitales, y el verdadero reto será lograr que estos espacios vuelvan a ser percibidos como seguros y de confianza para la población.