
Ciudad de México.- Eugenia Espinosa, ex lideresa del movimiento estudiantil de 1968 y delegada del Consejo Nacional de Huelga por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, destacó que uno de los grandes legados de aquel movimiento fue la libertad de expresión que hoy se ejerce en el país. Señaló que la lucha estudiantil fue incluyente y de igualdad, ya que participaron mujeres, hombres y jóvenes, y pidió a la ciudadanía rechazar la exclusión, el racismo, la discriminación y la misoginia, que aún persisten en la sociedad mexicana.
Espinosa subrayó que hacer justicia al 68 significa recordar a quienes dieron la vida por los ideales de libertad, democracia e inclusión, pero también ejercerlos día a día. “Si queremos honrar al movimiento, debemos actuar democráticamente en todos los espacios y respetar el diálogo”, enfatizó.
Durante su intervención en la conferencia 2 de octubre: Experiencia y legado, organizada por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), la también fundadora de la Preparatoria Popular 1968 recordó que se salvó de la matanza de Tlatelolco gracias a una reunión previa y a la negativa de un taxista que se rehusó a llevarla a la Plaza de las Tres Culturas.

Rememoró además que el 68 fue un movimiento no solo político, sino también cultural y creativo, pues detonó expresiones artísticas como la música, el arte urbano, la poesía y la moda, convirtiéndose en una auténtica explosión de creatividad juvenil que marcó a toda una generación.
El movimiento de 1968, originado tras la represión policiaca contra estudiantes en julio de ese año, derivó en la conformación del Consejo Nacional de Huelga y en un pliego petitorio con seis demandas centrales: libertad a los presos políticos, derogación del artículo 145 del Código Penal Federal, desaparición del cuerpo de granaderos, destitución de mandos policiacos, indemnización a familiares de víctimas y deslinde de responsabilidades de funcionarios.

El 2 de octubre de 1968, una manifestación en Tlatelolco terminó en la masacre de más de 300 personas a manos del Ejército y el Batallón Olimpia, en un operativo conocido como Galeana. Para Espinosa, recordar esos hechos es vital, ya que muchos responsables ya no están vivos y los archivos han desaparecido, pero el movimiento sigue vivo como símbolo de lucha democrática.
“Hoy algunos sectores admiran el 68, pero no respetan su legado. Ese legado es el de la libertad, la igualdad y la inclusión, y no podemos permitir que se pierda”, concluyó.