La Caldera

2025-11-19 10:45:34   146 Visitas

.Editorial ADC Chihuahua.

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• MESAS DE SEGURIDAD INSERVIBLES

La Mesa de Seguridad y Restablecimiento de la Paz se realizó ayer en la ciudad de Parral, luego del asesinato de ocho personas vinculadas a un grupo del crimen organizado durante el desarrollo de una carrera de caballos.

Este tipo de eventos, decíamos ayer, ha terminado con saldos violentos en varios municipios de la entidad, incluyendo la capital. Para Parral sería la segunda ocasión en dos años.

La Mesa de Seguridad, encabezada por la gobernadora María Eugenia Campos Galván, junto con los mandos militares, la Fiscalía General del Estado, la Secretaría Estatal de Seguridad y otros invitados, se ha vuelto prácticamente itinerante.

Han sesionado en el Cereso, en Ciudad Juárez, Guachochi, Guadalupe y Calvo, en Chihuahua y ahora en Parral. El común denominador: siempre llegan días después de que ocurren hechos violentos con pérdidas humanas.

Se agradece que al menos se atienda la inseguridad que golpea a casi la mitad de los 67 municipios de la entidad, pero también se cuestiona la mínima efectividad de esta estrategia.

Cada semana se presumen buenos resultados, siempre con incidencias “a la baja”; sin embargo, las masacres se minimizan o quizá se contabilizan en otras estadísticas, esas que no se dan a conocer.

Ocho asesinados en Guachochi, seis en Moris, tres en Guadalupe y Calvo, tres en la capital y una decena en Ciudad Juárez. La pregunta obligada: ¿vamos bien, vamos mal o vamos peor? La respuesta depende de si se observa desde la calle ensangrentada o desde el escritorio.

Mientras la Mesa se reúna sin mostrar resultados tangibles, los llamados generadores de violencia, como pomposamente se les denomina, seguirán avanzando en territorio chihuahuense.

Y en paralelo, el fiscal general César Jáuregui y el secretario estatal de Seguridad, Gilberto Loya, también avanzan, pero en su respectivo proyecto político-electoral. Increíblemente, ya están en plena campaña.




• EL AGUA Y LA 5TA TRANSFORMACIÓN

Ayer estuvieron un grupo de liderazgos campesinos en el Congreso del Estado para pedir a los diputados locales que intervengan ante las cámaras federales y evitar que se apruebe la nueva Ley del Agua.

Los campesinos llevan semanas en protestas y su inconformidad sigue creciendo. Aunque en el estado son escuchados —con excepción de los diputados de Morena— no encuentran eco nacional.

En el panorama federal, solo los legisladores de oposición atienden sus reclamos. Los de Morena —Juan Carlos Loera y Andrea Chávez, por ejemplo—, quienes insisten en que “se deben al pueblo”, ni siquiera se dan por enterados. Obedecen al régimen y desestiman a los productores rurales.

La bola de nieve del campesinado chihuahuense va en aumento. Saben que con la nueva Ley del Agua sus tierras valdrán centavos y que el despojo viene fuerte.

Morena y la Cuarta Transformación van por el agua de los chihuahuenses, especialmente contra quienes consideran oposición. Quienes trabajan la tierra dejan vida y corazón; sin apoyos federales y sin agua —ahora sí que “aguas”— ellos pueden provocar una quinta transformación.




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• CLAUDIA PREPARA A LA MILICIA VS. GEN Z

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo busca, quizá desesperadamente, minimizar la movilización de la Generación Z.

El sábado pasado se manifestaron y, aunque se dijo que eran 17 mil 500, la asistencia real rondó los 80 mil o 90 mil, sin contar a los infiltrados del régimen, los anárquicos provocadores que nunca son detenidos en las protestas ciudadanas y que, curiosamente, no aparecen en las de Morena ni en los festejos presidenciales.

Ahora la GZ anuncia que volverá el 20 de noviembre, aunque se desconoce cómo y cuándo, pues coincidirá con el desfile militar.

La presidenta afirma que los jóvenes de la GZ son “la derecha internacional”, un término tan amplio como distractor. Y ahora culpa a Fox y al PRI de participar en la marcha, como si no tuvieran derecho a hacerlo.

Los jóvenes buscaban diálogo sobre democracia, seguridad y libertad. La respuesta fue represión: gases y golpes. Ese fue el gran error presidencial.

Pudo convertirlos en aliados, pero los trató como enemigos.

Peor aún: la presidenta, que asegura “obedecer al pueblo”, advirtió que habrá militares y que “con ellos no hay que meterse”. Una amenaza de corte autoritario.

A los jóvenes propositivos les envía al Ejército; a los malandros, puros abrazos.


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Edición:ADC Noticias