
Meoqui, Chih.-El caudal del Río San Pedro continúa reduciéndose de manera alarmante, dejando a su paso únicamente secciones aisladas de agua que apenas mantienen viva la corriente.

En zonas donde antes fluía con abundancia, hoy solo permanece una lámina delgada que refleja el cielo y evidencia el deterioro ambiental que enfrenta la región. Habitantes de Meoqui observan este cambio con preocupación, al recordar que durante décadas el río fue un elemento esencial para la vida silvestre y la identidad local.
A lo largo del cauce, la vegetación reseca y los troncos debilitados muestran los efectos de la sequía prolongada, la falta de lluvias y la presión sobre los mantos acuíferos. Aves como garzas, patos y pelícanos, que solían encontrar refugio y alimento en este Sitio Ramsar, ahora dudan en permanecer ante la evidente reducción del hábitat. La comunidad describe una transformación nunca antes vista, con bancos de arena emergidos donde antes corrían aguas frescas.

El debilitamiento del San Pedro, un ecosistema clave para especies nativas y migratorias, genera incertidumbre entre los habitantes, quienes temen una afectación ambiental irreversible.
Mientras las condiciones climáticas no ofrecen señales de mejora, la población mantiene la esperanza de que el río logre resistir hasta la próxima temporada de lluvias. Su recuperación es vital no solo para la biodiversidad, sino también para la memoria y el futuro ambiental de Meoqui.