Brasil 1950, pies descalzos

Brasil.- La idea era que jugaran el Mundial de Brasil contra viento y marea. FIFA contaba con India, a la que había encuadrado en el grupo tres con Paraguay, Italia y Suecia. Era el invitado 14 de un torneo cimentado sobre los escombros de la Segunda Guerra Mundial.

La respuesta, sin embargo, tardaba en llegar y los organizadores estaban todavía más nerviosos, porque el Atlántico se devoraba los telegramas.

El 20 de junio de 1950, a tres días de iniciar el campeonato, los jugadores indios no estaban ni próximos de pisar tierras brasileñas, más allá de que tenían los boletos pagados.

El punto de discusión era que los indios querían jugar descalzos. FIFA creyó que esta contracorriente no iba bien con la idea del progreso porque era, a su criterio, un fundamentalismo exótico.

India conoció el futbol desde el origen. El dominio de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales sobre la zona de Bengala en 1820, convirtió a este país en una colonia británica. Sus colonizadores enseñaron el futbol a los pobladores y en 1827, por ejemplo, fundaron el Calcuta Futbol Club.

Entre 1942 y 1947, Mahatma Gandhi condujo a la liberación del pueblo indio, aunque el país quedó sumido en la pobreza. No obstante, asistieron a los Juegos Olímpicos de Londres 1948, en donde jugaron sus partidos descalzos. Nadie tenía dinero para zapatos y la federación de futbol los mandaba con un margen mínimo de gastos. Pese al inconveniente, realizaron un gran partido ante Francia, perdiendo 2-1. El gol de India fue anotado por Sarangapani Raman, obligando a los europeos al límite de su resistencia. Fue tal la emotividad vivida, que la princesa Margarita del Reino Unido, hermana de Isabel II, invitó al equipo indio a tomar el té en el Palacio de Buckingham.

A la corte asistieron trajeados y peinados. Margarita, díscola como era, le preguntó al capitán Sailen Manna si no temían jugar sin zapatos un deporte tan violento como el futbol. Con la cabeza agachada, enrojecido y sin ánimos de responder, dijo que se vendaban y con eso era suficiente.

La verdad es que el paisaje era centelleante para los jugadores indios que sin fondos económicos ni tachones fueron invitados a una gira por Europa en la que derrotaron al Ajax 5-1 y al Standard de Lieja 2-1.

Cuando clasificaron sin jugar en la eliminatoria asiática por la declinación de tres países, pensaron en viajar 14 mil kilómetros hasta Brasil. El fenómeno social de sus pies era más grande. O aceptaba la FIFA que eran un equipo que combatía sin zapatos o no asistían.

Entonces llegó la repuesta: “India declina la invitación”.

Un vértigo de la Federación India de Futbol que dejó escapar la única vez que pudieron jugar un Mundial.