
Estados Unidos.- La Ciudad del Acero tiene una razón por la que sentirse aliviada a una semana de que comiencen los campamentos de entrenamiento. Los Pittsburgh Steelers aseguraron a su mejor jugador al llegar a un acuerdo de tres años y 123 millones de dólares (108 mdd garantizados) con T.J. Watt, estelar defensor que se convierte en el jugador mejor pagado de la NFL, sin contar los quarterbacks.
Porque el rostro de los Steelers tendrá un promedio anual de 41 millones de dólares, con lo que supera el ingreso de Myles Garrett, quien el 9 de marzo había sacudido a la Liga cuando puso fin a su novela y, en vez de continuar con sus solicitudes de canje, aceptó la renovación con los Cleveland Browns por cuatro años y 160 millones de dólares (con 123 mdd garantizados), cuya ganancia por temporada es de 40 millones de billetes verdes.

Además, también superó los 40.3 millones anuales por los que renovó el receptor abierto Ja’Marr Chase con los Cincinnati Bengals, que era el jugador con mejor contrato en la NFL, sin contar la posición de QB. Tres jugadores de una AFC Norte que se consolida como la división más competitiva de la Liga.
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Antes de esta renovación, a Watt todavía le quedaba un año de contrato, ya que en 2021 había firmado por cuatro años y 112 millones de dólares. Para buscar su permanencia en Pittsburgh, el linebacker presionó al equipo al no asistir a las actividades organizadas del equipo voluntarias ni al minicampamento obligatorio de junio.
Parecía que se avecinaba una novela que incluso afectaría el comienzo de la temporada regular, tal y como había pasado en 2021, cuando T.J. y la franquicia llegaron a un acuerdo hasta unos días antes del primer partido del equipo.

Para buena fortuna, los Steelers saben que tienen en Watt a un talento generacional y de impacto inmediato, por lo que aquella primera renovación rindió frutos al instante. El egresado de Wisconsin dejó un 2021 para la historia con 22.5 capturas; no solo firmó la mejor marca de la campaña, también igualó el récord que Michael Strahan estableció en 2001 con los New York Giants.
Esa marca, junto con cinco fumbles forzados y tres recuperados ayudaron a que fuera el Jugador Defensivo del Año, un premio al que siempre ha sido finalista desde entonces.