
CDMX.- La creación de piezas artesanales de obsidiana en la región de Teotihuacán, la zona turística más visitada del Estado de México y una de las más populares del mundo, enfrenta uno de los rivales más peligrosos de los últimos tiempos: la llegada de la industria china a la zona arqueológica.
Se tenían indicios desde hace años, pero con más intensidad en los últimos meses.
Artesanos detectan piezas ‘piratas’
En las inmediaciones de las pirámides del Sol y de la Luna, los artesanos originarios de Teotihuacán han detectado piezas “pirata” que se comercializan en el área, lo que ha impactado en la economía local.

Hay imágenes chinas de Quetzalcóatl, Tláloc, mascarillas y prácticamente un clon de todo, mayormente hechas de vidrio.
Daniel Juárez, lapidario de obsidiana, alerta que “metieron piezas chinas ya de unos años para acá, por lo mismo de que ellos empiezan a venir, a sustraer la materia prima y ellos obviamente lo hacen de manera industrial”.
Originario del Pueblo Mágico de San Martín de las Pirámides, ubicado a un costado de la zona turística del Valle de Teotihuacán, Daniel es uno de los pocos artesanos nativos que continúan con la herencia del tallado de piedras, en este caso de gemas como la obsidiana.

Al interior de su vivienda habilitó un pequeño taller, “Artesanías Librado”, donde crea piezas relacionadas con las culturas prehispánicas que habitaron la región norte del Valle de México.
“Prácticamente ya llevo toda la vida. Soy la segunda generación; mi papá fue quien empezó este oficio y fui el único hijo de seis al que él heredó esto, soy el único que se quedó con el oficio”, señala.

“Ahora es difícil, hay mucha adversidad en esto, pero el amor a la artesanía es lo que me hizo salir adelante. Obviamente al principio conservaba yo clientes de mi papá cuando él era el titular, posteriormente me empecé a abrir el camino solo y a innovar en otros ámbitos en la misma artesanía”, recuerda.